martes, 8 de octubre de 2013

Es como una obsesión.

Es como una obsesión. Si registras mi historial en el navegador de internet verás que el 60% de las páginas que visito son relacionadas con la vida saludable, las dietas, las dietas milagro... Busco continuamente vídeos del antes y después de gente que ha adelgazado con la esperanza de motivarme. Veo esas películas y documentales que tratan sobre gordos que adelgazan una y otra vez. Leo blogs, foros, páginas de facebook, twitter y todo lo que exista sobre adelgazar. Lo paradójico es que normalmente lo hago mientras como un bocadillo de nocilla o nachos con queso. Al tiempo que pienso "mañana empiezo".

He empezado infinidad de dietas, unas con mejores resultados y otras con peores. He adelgazado cantidades grandes y cantidades pequeñas. A veces lo he recuperado y a veces no. No tengo un cuerpo, tengo un almacén de comida. Cuando el almacén está lleno y yo estoy más gorda significa que las cosas van mal. Cuando la vida me sonríe y todo es positivo el almacén se vacía y yo adelgazo.

Es la constante e insana relación entre los sentimientos y la comida.